EL NUEVO CONCEPTO DE LOS CENTROS DE DÍA
Publicada el 09.04.2016
De los centros de día a el multiespacio de terapia y convivencia
A lo largo de la historia, muchos han sido los escenarios que han vivido las personas mayores en España. No fue hasta la época de los 90 cuando se experimentó el auge de la planificación gerontológica. Es en esta época cuando cobra fuerza la idea de atender a las personas en su medio habitual y uno de los recursos que aparecen es el Centro de Día.
Hablamos de una sociedad paternalista, que orienta la concepción de la atención a las personas mayores al hogar y a la familia. Una sociedad donde la mujer todavía no se ha incorporado de pleno al mercado laboral y en donde la medicina gerontológica no ha dado el salto cualitativo y cuantitativo que experimentaría más adelante.
De esa realidad y ese modelo de atención hemos heredado los centros de día, recursos sociosanitarios con un marcado carácter paternalista y asistencial; aunque fuese innovador entonces, vino a responder y responde más a una necesidad familiar (hacerse cargo de una persona) que a la necesidad de la propia persona.
El paradigma suponía que la persona iba y se adaptaba a lo que el recurso podía ofrecerle, quedando su voluntad relegada a un segundo e incluso a un tercer lugar ostentando la persona un estatus de mero cliente, paciente o usuario.
Esto es lo que hemos denominado Modelo de Atención Centrado en el Recurso, es decir, un modelo en el que la atención pivota y se desarrolla respecto al servicio prestado, relegando a la persona y a su familia a un segundo plano.
El recurso estrella de este modelo de atención centrado en el recurso es el centro de día, claro ejemplo de cómo la persona es sujeto pasivo del servicio, asumiendo tratamientos de usuario estándar y que relegan además a la familia al rol de espectador pasivo.
La sociedad avanza, las patologías y sus abordajes cambian y la realidad de las personas y sus necesidades se modifican. Y esto es lo que sucedió en España a partir de finales de la década de los 90 y con la entrada del nuevo siglo.
La incorporación plena de la mujer al mercado laboral (1994-2007), la consolidación del estado de bienestar, la individualización de la sociedad y el cambio en las estructuras familiares, el avance científico y tecnológico, la Ley 39/2006 de Promoción de Autonomía Personal y Atención a las Personas en Situación de Dependencia y el consiguiente cambio de mentalidad en la atención a personas dependientes así como el abordaje de los problemas sociales, la multiculturalidad y el avance del pensamiento social centrado en la persona, representan hitos que se traducen en cambios sociales, la construcción de nuevas realidades que generan y transforman las necesidades de los individuos.
Sin embargo, el modelo de atención centrado en el servicio y su recurso estrella como recurso sanitario, social y terapéutico, no han sabido o no han podido adaptarse a las necesidades de las personas. Terapias vendidas a la carta, objetivos irreales, tendencia al infantilismo (¿no es una tónica en el modelo de atención actual tratar a las personas mayores como niños?), familias relegadas a un tercer plano y que no participan de la realidad de su persona querida.
Este punto es fundamental si se quiere ofrecer una atención integral e integradora, una atención real, lo que nosotros denominamos una atención total, que pasa por la construcción de un modelo diferente, un modelo de atención que gira alrededor de la persona y a la inclusión y participación de su familia y entorno.
La persona no debería adaptarse al servicio, es el servicio el que debe centrarse en la persona. La persona es quien decide, los profesionales apoyan y facilita esas decisiones, aportando sus conocimientos y experiencia, su esfuerzo para mejorar la calidad de vida de ese sujeto activo. Este modelo permite a la persona ser la verdadera protagonista de su vida, algo que nunca debió dejar de ser.
Nosotros proponemos un cambio de paradigma en la atención a personas que sufren enfermedades neurodegenerativas o daño cerebral adquirido, aunque este modelo es válido para cualquier persona mayor. Dicho modelo debe adaptarse a las necesidades de las familias actuales y debe pasar por poner a la persona y a su familia como unidad indivisible en el centro del modelo de atención.
Creamos el Multiespacio de Terapia y Convivencia, como recurso estrella del Modelo de Atención Centrado en la Persona. Un espacio de las personas, donde los profesionales somos unos privilegiados por poder acompañar a las personas y sus familias de la realidad que están viviendo. Integrar a las familias en el proceso y a las personas a la sociedad es el objetivo de el Multiespacio de Terapia y Convivencia, el cual ofrece además un intenso plan de terapia y convivencia en sus 12 espacios diferenciados.
FUENTE: Sergio Alarcón. Trabajador social. Neurovida http://www.neurovida.es/