Publicada el 23.03.2016
INTRODUCCIÓN: DEFINICIÓN DE DOMÓTICA
En unas jornadas celebradas en 2009, la directora general de IMSERSO, Pilar Rodriguez en su ponencia marco señalo la necesidad de aplicar diseño y entornos para toda la vida y todas las personas, garantizando el derecho a la vida independiente y la autodeterminación de la persona, incluida su propia vivienda. Por ello es necesaria la aplicación de adaptaciones que permitan la permanencia en el entorno más próximo y hacer el hogar más accesible. Una de las formas para conseguir estas adaptaciones es mediante la incorporación de las nuevas tecnologías como elemento de accesibilidad básico y muy especialmente nos lo ofrece la domótica.
La domótica se define como un grupo de servicios en la vivienda garantizados por sistemas que realizan varias funciones, los cuales pueden estar conectados entre sí, a redes interiores y/o exteriores de comunicación. En general consiste en la manejo y control de los sistemas domésticos a través de las nuevas tecnologías, que permiten la conexión de todos los equipos electrónicos e informáticos y su interacción con el usuario”. La domótica proporciona una serie de servicios estructurados en cuatro áreas: gestión automática del domicilio, teledomótica, acceso compartido a los servicios informáticos, de telecomunicación y de ocio, y aplicaciones a distancia.
En general la aplicación de la domótica está enfocada a mejorar la calidad de vida de las personas que habitan en la vivienda, teniendo en cuenta las capacidades de los distintos usuarios haciendo que la persona se sienta independiente y decida sobre su propia vida en su ámbito particular.
DOMÓTICA Y ACCESIBILIDAD
Es importante resaltar que las nuevas tecnologías y la domótica, aún no están muy instauradas en la población en general y mucho menos, en aquellas personas incluidas dentro de la tan traída “brecha digital”, entre las que destacan especialmente las personas con discapacidad y las personas mayores. La tecnología puede y favorece la comunicación y la relación con la vida diaria, pero en general existe un gran desconocimiento de las prestaciones, sus aplicaciones y posibilidades. Hoy en día se ha abierto un campo extenso que se debe desarrollar pero que plantea nuevos inconvenientes, sobre todo a la hora de confiar y sentirse seguro con los sistemas tecnológicos, incluida la domótica.
Uno de los principales retos, derivado de lo explicado anteriormente, y más centrado en la domótica, radica en que se debe obtener un sistema domótico accesible, capaz de proporcionar acciones para las personas con dificultades o dependientes. Con ello se logará tener una mayor comunicación con el exterior, mejorando su autonomía personal, su autodeterminación y su calidad de vida.
Para que una persona con problemas de movilidad o dependencia mejore su autonomía y su calidad de vida a través de la domótica deben de cumplirse dos parámetros fundamentales que son que el usuario sienta que tiene el control sobre el sistema, de manera fiable y segura y que las interfaces estén basadas en el diseño para todos, fácilmente configurables y adaptables.
Así mismo, la tecnología debe de estar plenamente integrada en el entorno, volviéndose invisible para el usuario, y actuando de forma interactiva y sin transiciones. Con ello se contribuye a combatir el aislamiento, se aportan soluciones de apoyo y se mejora la transmisión de conocimiento y de valores culturales y sociales. Todo ello da origen a conseguir el paradigma denominado como “inteligencia ambiental”.
INTELIGENCIA AMBIENTAL
La Inteligencia Ambiental (AmI) señala a aquello que en nuestro entorno cotidiano pueda tener inteligencia integrada que facilite la vida diaria. En concreto se define como “un entorno en el que las personas estarán envueltas y asistidas por inteligentes e intuitivos interfaces embebidos (incrustados internamente) en objetos cotidianos en comunicación entre sí, que conformarán un medioambiente electrónico que reconocerá y responderá a la presencia de los individuos inmersos en él de una forma invisible y anticipatoria”. Para ello se deben de dar tres propiedades básicas como son la ubicuidad para encontrarlos en el punto donde esté la persona, transparencia para pasar inadvertido en el medio físico e inteligencia para adaptarse a las preferencias de cada persona. En resumen el entorno inteligente responderá sin discontinuidad, de forma discreta e invisible, bajo control humano a una serie de prestaciones y servicios en la propia vivienda.
El objetivo fundamental de un entorno inteligente es naturalizar la comunicación con el propio entorno y perfeccionar la relación del usuario con el sistema desde la visión de los factores sociales. Por tanto la tecnología, y en definitiva la domótica debe de estar orientada a las personas, de fácil uso, discreto y confortable, constituyendo un nuevo elemento de inclusión.
Todo esto se traduce en una serie de demandas y retos que la sociedad debe de cubrir por medio de las nuevas tecnologías, como son el confort, la conveniencia, la co-responsabilidad, la satisfacción como cliente, la continuidad de los cuidados, facilidad, movilidad, expectativa alta de calidad de vida y autogestión de sus cuidados
HOGAR DIGITAL Y ACCESIBILIDAD INTEGRAL. VIVIENDAS ACCESIBLES POR MEDIO DE LA DOMÓTICA
La accesibilidad integral podemos definirla como la posibilidad que tiene una persona, con sus características personales, de comprender un espacio, integrarse en él y comunicarse con sus contenidos.
Desde el punto de vista del entorno, la accesibilidad integral es la particularidad del medio, que posibilita a todas las personas el acceso, utilización, disfrute y evacuación de manera normalizada, segura y eficiente. Para que un entorno, producto o servicio sea accesible puede diseñarse bajo los principios del diseño universal o mediante el desarrollo de soluciones específicas.
Se conoce como hogar funcional a aquel que cuando la accesibilidad integral es aplicada a la vivienda, como entorno más próximo de la persona, y en el cual deben de converger varios factores claves como son la existencia de tecnologías de apoyo, la inclusión de criterios de diseño para todos (o diseño universal) a la hora de proyectar el hogar y la automatización de dicho hogar.
Estas afirmaciones nos llevan otra vez a definir la domótica como el “conjunto de elementos incorporados a la vivienda, que controlados por sistemas automatizados pueden realizar diferentes funciones y actuar tanto de forma independiente como gestionados desde una unidad central teniendo capacidad para conectarse a las redes de comunicación externas de la vivienda y actuar sobre ellos en modo bidireccional, con la finalidad de incrementar el confort, la seguridad, el ahorro energético y las comunicaciones”.
Una incorporación de sistemas de automatización en el hogar, puede potenciar la realización de actividades de la vida diaria tanto las básicas como las instrumentales y las avanzadas, e implican una interacción con el entorno más inmediato. Aún así esta incorporación se está haciendo de manera muy lenta y con distintas repercusiones entre los diferentes grupos de edad, fundamentalmente dadas por un “rechazo tecnológico” unido a la ya mencionada brecha digital. Ese rechazo tecnológico viene dado fundamentalmente por una reticencia a la complejidad, miedo a lo desconocido, miedo al aislamiento social y a la pérdida del apoyo emocional, sensación de inseguridad y pérdida de control y el precio elevado. Por ello se deben de generar
•sistemas accesibles, ergonómicos y usables, según las características inherentes de la persona
•métodos de información, aprendizaje y entrenamiento de uso
•sistemas, mediante el estudio de percepción emocional, que estimulen el uso
•sistemas de información, que presenten a las nuevas tecnologías como sistemas complementarios de los apoyos emocionales
•el diseño de nuevas tecnologías como elementos integradores, no tan solo asistenciales.
EL INDIVIDUO Y SU HOGAR FUNCIONAL
Como bien se ha dicho en párrafos anteriores, al aplicar la accesibilidad integral a la vivienda surge de forma natural el concepto de hogar funcional como hábitat más próximo de la propia persona que facilita las actividades de la vida diaria.
Para que un sistema domótico pueda prestar servicios de calidad es necesario que los servicios sociales y sanitarios evoluciones y puedan ser prestados desde otra visión, para poder ser facilitados desde el propio hogar. El desarrollo tecnológico, sobre todo el de las Tecnologías de la Información y la Comunicación facilitarán este cambio de visión. Pero ese desarrollo debe de tener en consideración los factores humanos para diseñar y prestar estos servicios y productos.
Para que la domótica se considere un bien necesario y tenga éxito para la sociedad y en especial para las personas con movilidad reducida se deben de considerar todos los factores humanos en el diseño y elaboración de estos servicios y productos. Para ello es necesario integrar en los ciclos de ingeniería fases específicas de evaluación metodológica de dichos factores humanos tales como:
•La utilidad, la eficiencia y la flexibilidad: Los sistemas deben de mejorar la calidad de vida de las personas pero sin olvidar que el hogar es un espacio vital cambiante por lo que se debe prever su evolución en el futuro
•Accesibilidad y usabilidad: Los sistemas deben ser accesibles para todos los usuarios y su utilización debe de ser eficiente y fácil de aprender
•Aspectos éticos y de privacidad. Deben de tenerse en cuenta a la hora de diseñar sistemas domóticos aspectos relacionados con la privacidad, la seguridad, la libertad de elección, la dependencia y el consentimiento.
•Fiabilidad: Los sistemas deben de minimizar tanto la posibilidad de fallo autónomo como la peligrosidad de situaciones causadas por una mala utilización
•Disponibilidad: Deben multiplicarse los derechos y oportunidades de utilización por todos los ciudadanos
Para poder llevar a cabo una buena instauración de los sistemas domóticos deben de darse tres componentes básicos:
•Formación en diseño para todos para que los futuros diseñadores de servicios y productos adecuen la diversidad funcional humana en aquellos
•Normalización: la participación de colectivos de usuarios que demanden accesibilidad en productos y servicios en aquellas entidades de estandarización y normalización, como pueda ser AENOR. Esta participación deberá ir encaminada a que sea el propio usuario el que ponga sobre la mesa los distintos fallos e inconvenientes a la hora de diseñar y usar dichos elementos.
FUENTE: http://www.observatoriodelaaccesibilidad.es