ADAPTAR EL BAÑO PARA MEJORAR LA CALIDAD DE VIDA
Publicada el 25.03.2014
La reforma del cuarto de baño es una de las principales medidas para prevenir caídas y accidentes en el hogar. Es importante consultar a un terapeuta ocupacional para que pueda valorar que modificaciones son necesarias.
El cuarto de baño es una de las zonas de la casa con mayor accidentabilidad. Las principales causas de estos accidentes suelen ser el espacio reducido, los suelos resbaladizos y la falta de adecuación a la situación de movilidad de las personas que los utilizan.
La adaptación del baño es la mejor forma para prevenir caídas y accidentes. Pero, ¿cómo hacerlo? En el mercado existen infinidad de productos y saber cuál es el más adecuado, no es fácil. Las adaptaciones no tienen porqué implicar grandes reformas; en ocasiones, con pequeñas modificaciones puede conseguirse un baño más seguro y accesible.
Por eso, antes de realizar cualquier cambio, es conveniente consultar a un experto que pueda valorar tanto la disposición del cuarto de baño como las necesidades de las personas que lo vayan a utilizar. Los profesionales que se encargan de la valoración y de la adaptación del cuarto de baño son los terapeutas ocupacionales, especializados en la rehabilitación de las actividades de la vida diaria y la adaptación del entorno.
Soluciones para todos
En la adaptación del cuarto de baño pueden distinguirse dos tipos de modificaciones: modificaciones generales que afectan a toda la estancia y modificaciones específicas que suelen ir dirigidas a facilitar el uso de algún componente de esta habitación como la bañera o el váter.
Entre las modificaciones generales destacan la iluminación y el pavimento. Disponer de buena iluminación es fundamental para una movilidad segura, por ello es conveniente instalar luces de bajo consumo, pero de alta luminosidad. Pueden ser de tipo downlight o fluorescentes. La iluminación general está entre 100 y 300 luxes y la iluminación puntual entre 200 y 500 luxes.
El suelo es uno de los puntos más importantes del baño. Instalar un suelo antideslizante es una de las acciones prioritarias, ya que facilita la movilidad y la estabilidad en la pisada y previene resbalones y caídas. Existen diferentes tipos de suelos antideslizantes, desde láminas de pvc hasta suelos cerámicos con relieves. Las láminas antideslizantes de pvc son de fácil instalación, ya que pueden cortarse a medida y se adhieren al antiguo suelo. Los suelos cerámicos o de gres porcelánico presentan distintos grados de rugosidad que permiten el agarre de la suela y la evacuación de líquidos.
Además de estas modificaciones generales, pueden ser necesarias otras modificaciones específicas para conseguir mayor seguridad en el uso de cada uno de los elementos que componen el cuarto de baño.
Bañera: cuando existen dificultades o riesgos al utilizar la bañera, es recomendable tomar medidas. La más fácil y económica es comprar una tabla de baño para facilitar y asegurar la transferencia a la bañera. Aunque la mejor solución es cambiar la bañera por una superficie de baño que no tenga bordillo, para evitar que al pasar haya que mantenerse en un solo pie. Puede colocarse un plato de ducha prefabricado con desagüe incluido a ras del suelo (se denomina cota 0) o un kit integral de sustitución de la bañera con pendiente. También puede optarse por una ducha de obra, con el propio suelo del cuarto de baño y con la pendiente adecuada. Lo ideal, en ambos casos, es coger todo el área de la bañera, para tener mayor espacio. Una vez conseguido el plato de ducha, es aconsejable instalar un asiento fijo en la pared o una silla de ducha para realizar el baño de forma segura, sin miedo a perder el equilibrio.
Inodoro: cuando cueste trabajo levantarse de la taza del váter, pueden colocarse alzas que eleven su altura. Las alzas tienen diferentes alturas, desde cinco hasta quince centímetros. La clave es seleccionar la altura que facilite la transferencia a la posición de pie, pero que permita llegar con los pies al suelo cuando se esté sentado. Si se opta, por cambiar la taza del váter, la más apropiada es una taza suspendida, sin pie. De esta forma, podrá colocarse a la altura que se necesite. Lo último en el mercado son los inodoros que incorporan funciones de lavado y secado, permitiendo poder suprimir el bidé y ganar más espacio.
Lavabo suspendido: un lavabo montado sobre un bastidor que permita regular la altura de uso y sin pie ni mobiliario inferior es lo más adecuado. Así, permitirá que pueda usarse desde la posición de sentado, en el caso de utilizar silla de ruedas o de tener poca resistencia.
Barras de apoyo: estos asideros pueden adquirirse en ortopedias, grandes superficies de bricolaje o farmacias. Existen tres puntos clave de colocación: ducha, inodoro y lavabo.
La barra de apoyo en la ducha debe colocarse de forma diagonal, formando un ángulo de 45 grados con la horizontal y a una altura aproximada de 100 centímetros en su punto central.
En el inodoro es recomendable instalar una barra abatible con soporte para el papel higiénico. La distancia recomendada es de 35 centímetros desde el eje del inodoro, con una altura de 70-75 centímetros.
Cerca del lavabo puede instalarse un asidero para mejorar la estabilidad en la posición de bipedestación. De la misma forma que los anteriores, es aconsejable colocarlo con una inclinación de 45 grados.
También es importante reordenar el espacio y conseguir moverse sin obstáculos. Suprimir el bidé o cambiar radiadores por toalleros con calefacción son algunas de las modificaciones que pueden realizarse para ganar espacio.
Limitaciones funcionales y adaptaciones aconsejadas
Dificultad para mantener el equilibrio:
Suelo antideslizante.
Sustituir bañera por plato de ducha.
Utilizar asiento en la ducha (anclado a la pared o silla de ducha).
Instalar asideros en la ducha, lavabo y váter.
Pérdida de resistencia o fuerza:
Asiento en bañera o ducha.
Lavabo suspendido y realizar aseo sentado.
Alza en váter.
Barras de apoyo en la ducha, váter y lavabo.
Dificultad para inclinarse o levantarse:
Alza de váter o instalar inodoro suspendido.
Asiento en bañera/ducha.
Barras de apoyo en váter y ducha/bañera.
Dificultad para manipular con manos y dedos:
Grifos monomando y con regulación de temperatura.
Utilización de silla de ruedas:
Cambiar bañera por zona de ducha sin bordillos.
Utilizar silla de ducha.
Lavabo suspendido.
Alza de váter con sistema de lavado y secado.
Pérdida parcial de visión:
Suelos antideslizantes.
Reordenar espacio para una deambulación segura.
Incrementar la iluminación.
Grifos monomando con regulación de temperatura.
Plato de ducha con asidero.